Los dientes de leche se pueden sacar en casa, aunque se debe ser sumamente cuidadoso. Por ello, te daremos 3 métodos para que lo apliques a tus hijos o sobrinos.

Sobre los dientes de leche

Los dientes «de leche» comienzan a caerse alrededor de los seis años de edad. Casi siempre, en el mismo orden que llegaron a la boca del niño. En primer lugar los incisivos centrales inferiores y así sucesivamente. El proceso finaliza, casi siempre, alrededor de los doce años.

Normalmente las raíces se van desintegrando paralelamente a que los dientes nuevos se han desarrollado. Los permanentes se aproximan al borde hasta que salen a la superficie.

En este artículo te explicamos 3 métodos para sacar aquellos dientes de leche que están a punto de caerse y que, por lo general, son bastante molestos. Recuerda que para cualquier método hay que ser paciente y no precipitarse, ya que si se quita antes de tiempo, se puede ocasionar una herida y dolor innecesario para el niño.

 

  1. El método más tradicional con un hilo: se hace un pequeño lazo y se tira del diente para extraerlo. Hoy en día, esa práctica es menos aconsejada que antes. La razón es porque, entre otras cosas, podría generar temor en el pequeño. Sin embargo, algunos niños lo llevan bien y hasta les puede resultar divertido. Siempre y cuando el diente esté lo bastante flojo, no representa mayores riesgos. Debes considerar si la personalidad del niño es adecuada para esta forma dinámica de extraer su diente.
  2. Una gasa alrededor del diente para tirarlo: coméntale al niño que mueva el diente despacio antes de girarlo para evitar que sienta molestia o dolor asociado con el movimiento del diente. Por tu parte, toma la gasa en torno al diente y tira con fuerza hacia arriba. Después de este procedimiento de sacarle el diente, coloca un pedazo limpio de gasa en el hueco de la boca del pequeño para detener cualquier sangrado. Recuerda ayudarlo a enjuagarse la boca después de que deje de sangrar.
  3. Haz que muerda alimentos duros: podrás apresurar el movimiento si le das al niño: peras, manzanas, mazorcas de maíz o cualquier alimento crujiente. De esta manera el diente flaqueará poco a poco. Es importante saber que incluso podría salirse el diente sin que el pequeño se dé cuenta. Mantén la situación controlada para que cuando el diente caiga, en su boca, sea consciente y mantenga la calma para expulsarlo sin mayor problema. Atención porque a veces pasa que el diente podría quedarse enganchado al alimento que le ayudó a sacar el diente.

 

Independientemente del método utilizado, tras la extracción del diente, con frecuencia se produce una pequeña hemorragia. En ese caso, hay que indicar al menor que se enjuague la boca, colocar luego una gasa sobre la encía y pedirle que la muerda durante unos minutos (lo que tarde la sangre en coagular y cicatrizar).

Si pasa algún problema o la hemorragia es muy grande, es conveniente llevarlo a la clínica dental de confianza para ayudarte de la mejor manera posible.